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lunes, 21 de enero de 2013

Rémi Parmentier: EL FUTURO QUE QUEREMOS - EL FUTURO QUE NECESITAMOS


Traemos a Rémi Parmentier con su artículo de la revista Ihitza (39): El futuro que queremos-El futuro que necesitamos.

Con cierta periodicidad las Naciones Unidas convocan una conferencia internacional sobre el destino de la Tierra y la humanidad. Comenzaron en 1972 con la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano en Estocolmo, seguida por la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992 y la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible de Johannesburgo (Sudáfrica) en 2002. En junio de 2012 jefes de Estado y de Gobierno volvieron a juntarse en Río de Janeiro en Río+20, Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible.
Con todos los indicadores medioambientales "en rojo"1, había muchas expectativas antes de esta última Cumbre de la Tierra. El Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-moon declaró "que era una oportunidad única para esta generación". 50.000 representantes de organizaciones de la sociedad civil, incluidos representantes de ONG, sindicatos, pueblos indígenas, pescadores y agricultores artesanales así como empresas privadas y autoridades locales, confluyeron en Río de Janeiro con peticiones diferentes y en ocasiones contradictorias. En esas circunstancias, el sentimiento de decepción era casi inevitable. Se dice que la declaración Río+20 aprobada en la cumbre carece de ambición. Se titula "El Futuro que Queremos"2, pero la mayoría de los participantes estimó que no es el futuro que necesitamos.
Entiendo y comparto esas frustraciones, fundamentalmente las de aquellos que asistieron por primera vez y de los colectivos juveniles. Pero a pesar de sus deficiencias, las 49 páginas de "El Futuro que Queremos"2 incluyen muchos pilares sobre los que podemos construir el futuro.
He aquí algunos ejemplos:
Se elaborará y publicará una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) antes de 2015. Debemos forzar la máquina para garantizar que los ODS promuevan el futuro que necesitamos.
Las Naciones Unidas recibieron el mandato de desarrollar un Programa de Acción sobre Producción y Consumo Sostenibles para diez años, algo a lo que los dos presidentes Bush se opusieron frontalmente en Río 92 y Johannesburgo 02 respectivamente. El futuro dirá si dicho programa es efectivo o no, pero es evidente que los Bush pensaban que podría serlo, de lo contrario no se habrían opuesto a él tan firmemente.
La sección sobre Océanos y Mares incluye compromisos significativos para respetar una gestión de tipo científico, eliminar ayudas que contribuyan a la sobreexplotación y la existencia de flotas abusivas, luchar contra la pesca ilegal y garantizar el acceso a recursos pesqueros a pescadores artesanales a pequeña escala.
En torno al océano, asimismo, no hubo acuerdo para iniciar inmediatamente negociaciones sobre un ente internacional para la conservación de la biodiversidad en ultramar (zonas fuera de jurisdicción nacional que representan el 45% de la superficie terrestre y donde impera la ley del Salvaje Oeste) pero se subrayó la importancia de esa cuestión y se acordó tratar la posibilidad de materializar dicho acuerdo dentro de dos años y medio.
Se acordó también que es erróneo medir la riqueza y el bienestar sobre la base única del Producto Interior Bruto de cada país; probablemente esta conclusión sea la que mencionen los libros de historia de nuestros nietos en torno a la Cumbre Río+20.
Una metamorfosis lleva más tiempo que una revolución. Pero quizá sus efectos sean más duraderos.


1 Véase el Informe Perspectivas del Medio Ambiente Global GEO 5 del PNUMA, junio de 2012: http://www.unep.org/geo/geo5.asp
2 La versión en inglés de "El Futuro que Queremos" está disponible en: http://uncsd2012.org/thefuturewewant.html

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